Excusas que me lleven a ti
Ya no sé con que inocente excusa pasar por tu casa. Se me acaban los argumentos y no veo el momento de volverte a ver. Ya no disfruto de tu compañía atormentado por el momento en que tenga que dejarte y separarme una vez más de ti y, siempre, hasta la próxima excusa.
No hago sino buscar pretextos que me ayuden a recuperarte de nuevo por un día, una tarde, un momento que siempre acaba. Irremediablemente.
Cuando no estas, busco la manera de atarte por fin a mí. Cuando estoy contigo, juego en mi cabeza con mil y una fantasías en las que podría demostrarte cómo me dueles; si tan sólo fuera capaz de alzar un brazo y estirar un dedo con el que rozarte la mejilla tan levemente que ni te dieras cuenta…
Se me pasan las horas deleitándome en la invención de tu tacto. La sensación en mis manos que dejaría tu tersa piel de juventud prominente. Y así trazo la ruta de tu cuerpo, tan cuidadosamente grabado en mi memoria, comenzando unas veces en las cejas y en tus ojos cerrados y, otras, en las graciosas formas de las orejas.
Imagino perderme en el aroma de tu calido cuello y fundirme allí, abrazado a ti, al calor de tu cuerpo; bajo tu brazo, rodeándote el tronco y respirando bajo tu barbilla.
Ahora me estoy riendo. Hablas, ríes, gesticulas… Yo no te escucho pero he de seguirte la corriente; dentro de mí estoy imaginando tu piel en contacto con la mía.
Tampoco puedo dejar de mirar tu boca. No han sido pocas las ocasiones en las que me he perdido en un rincón escondido y apartado de mi cabeza para devorarla ávidamente ansioso de ti. Pero esta vez sólo la miro como hechizado en la blancura y forma de tus colmillos inferiores, en la perfección de cada uno de tus dientes, en tu rosada lengua al aire soltando carcajadas que se me antojan como la más dulce melodía.
Se renueva mi dolor contemplando tus labios y quiero pensar en la forma de no hacerte parar de reír. De verte siempre así, feliz. Y yo contigo. Sin buscar ya, nunca más, inocentes excusas para pasar por tu casa.
Cuando hay tiempo para divagar, soñar e imaginar...David mete su empeño en una botella y deja que el mar lo lleve a su destino, sin importar cual.
Cuando una mente tan desarrollada y repleta de ganas de conseguir, de amar....se pone a trabajar salen palabras como estas, que las lees y te sientes llena....llena de todo.
Sigue escribiendo asi....
un grandisimo beso...
lunes, 23 de junio de 2008
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