Se sienta y en milésimas de segundo ve su vida pasar, fugaz y poco aireosa de los problemas. Fuma recuerdos en pipa y expulsa nuevas metas con el humo. No quiere que sientan pena, o lástima, quiere la fortaleza y normalidad de los demás para afrontar el presente sin hundirse en un agujero negro que han escabado para él. Le resulta repugnante la lástima, carece de un fin y no tiene remedio, se propaga como una enfermedad.
Él quiere su vida tal y como la dejó, no quiere ser un caminante sin camino, no desea turbias tardes donde todo puede pasar. Le aterra haber perdido las llaves de su vida. Se enjaula por dentro y desprende normalidad por fuera.
Siente pena por la gente que no ve sus necesidades, pena que rebota hacia él y le mancha las manos de amargura.
Y se muerde las uñas intentando no llegar a ninguna parte.
Consumiendose con su pipa de recuerdos a color.
Manteniendo su sonrisa y perdiendo a kilos su esperanza.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario