martes, 15 de febrero de 2011

Más de lo mismo

Llueve. No se si ya lo dije, pero me encanta la lluvia.

Hidrata y reconforta. Moja ideales que reblandece las bases de lo que somos para tener la oportunidad de moldearlo a nuestro antojo si realmente lo necesitamos.

Mientras me mojo se escurre por mi cuerpo un sentimiento de culpa que no comprendo.

Hoy decidí ser sincera, expresar y digerir a la vez todo lo que se mezcla en mi cuerpo. Le subí la adrenalina a la autoestima y me imaginé un mundo diferente.

Mientras...no deja de llover. O siento minúsculas las gotas o siento que hace charcos en mi corazón.

Pierdo mi mirada por la ventana para ver que no vuela ni un solo pájaro, que las nubes están cabreadas y que las entiendo.

Lloran de rabia he impotencia, pero a su vez, dan vida a lo que no se lo agradece...y que mas da? tienen pinta de sentirse bien haciendo lo que hacen...

Eso mismo hago yo.

Ser fiel a mis principios aunque caigan chuzos de punta contra mí. Si luchase, si extraviase tus pensamientos a otra direccion (calle sin salida...quién sabe) me sentiría vacía, como si perdiese lo poco que me caracteriza como persona y ser único en este mundo.

Me reconforta sólo y únicamente lo que soy en toda su plenitud. Me reconforta pensar que si tú te vas, algo más tendrá que venir...que he aprendido a tu lado, que la vida no se mide en un mes y medio (aunque mediría microsegundos de tu tiempo en mis manos...)
Me reconforta también recordarte a pinceladas en mi cuerpo desnudo, tu sangre recorriendo a toda velocidad tu cuerpo esperando el bigban de unión absoluta, tus manos midiendo caderas y sueños en mi piél, tus ojos excitados, en llamas, mirando mis labios como cimas por conquistar, tu cejas inexpresivas temblando con angustia por la ansiedad de acortar el tiempo, recordar mis piernas abarcando a las tuyas, sudandonos mutuamente, sonriendonos desde dentro y gimiendonos por fuera...
Cicatrices de buenos momentos que quedaran eternamente en este corazón viejo y acobardado por el tiempo...que sólo me enseña que aún no es mi momento y que, aunque mi corazón exprima las vivencias adquiridas, no existe mi esencia en el cuerpo de otra persona...
Deseo que ese seas tú, pero nadie tiene el control del destino...lo que vayas a hacer está escrito y será así pierda quién pierda.
No soy un trofeo, soy un alma cargada de honestidad que es capaz de dejar marchar sin temor lo que quiere por aceptar el bienestar de los demás antes que el mío propio...

Te entrego la totalidad de mi ser porque creo fírmemente que te la mereces.

Escribo para tí, por tí, y quedará grabado en mi mente y mi retina para toda la vida.

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