A veces el avance y el paso del tiempo dan auténtica pena. Tenemos que supeditar nos al destino, que nos deja un reguero de miedos y angustias al cambio que no solemos superar pasadas un par de décadas (o un par de semanas, depende de la coraza que te hayas puesto encima)
Hay cosas o personas que crees que jamás cambiarán, que siempre estarán ahí...y al final pasa lo que tiene que pasar...el tiempo.
Cambiamos, evolucionamos o quizás simplemente nos metemos en otras vidas que no son nuestras. La felicidad está ante todo y todos, siempre que no dañes a otras personas hay que andar en busca de esa felicidad...sea temporal, infinita o a medias, pero felicidad al fin y al cabo.
Crees que siempre tendrás un café acompañada de esa persona que jamás puso orejeras a tus problemas y cuitas y de repente te encuentras en medio del campo hablándole a un árbol muerto cuyas hojas empiezan a taparte los pies desnudos.
Se acabó ese radioyente, murió el día del "si quiero".
Van y vienen, como el viento, se esconden y les gusta jugar al escondite inglés, con la diferencia de que a veces se paran y no continúan hasta la mete, tu meta, ni ganan ni pierden, empiezan otro juego.
Un año de esperanza, de cambios y trasiegos.
Nos acoplamos a estos cambios ya que aun no sabemos como parar los relojes, tenemos prisa por envejecer?
Traen nuevos políticos ( o nuevos ladrones de guante blanco ), traen más rascacielos y menos árboles que puedan morir en nuestros parques, traen tickets regalos, economías domésticas y más puestos de comida rápida a domicilio.
Nos traen de todo menos humildad y cariño, eso hay que buscarlo a conciencia por el mundo...
Me apetece abrazar a un árbol.
Perdonar la falta de imágenes significativas a mis palabras...desde el lugar donde escribo no hay libertad de expresión.
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1 comentario:
Como te dije,triste,realista,le añadiría ese segundo apartado optimista.
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