lunes, 23 de marzo de 2009

Para mi musa....Made in Rivas

Yo tenía una musa de nombre desconocido. Una musa que ordenaba mis deseos y suspiros. Una musa, pequeña hada, a la que yo dotaba de belleza inusitada, que un día marchó y no supe más de ella. Ahora rondo las calles desiertas de mi mente en busca de algo que me recuerde a ella. Algún gesto, alguna indirecta que me hubiera dejado antes de partir y dejarme desorientada. ¿Dónde fue? ¿Con quién? Y ¿Por qué lo hizo? No lo sé. Y no me avergüenza decir que ya poco importa, si no me importó entonces. Ay si yo me hubiera percatado en el mismo segundo en que dejó de abrazarme y susurrarme al oído incansablemente dulces notas de imaginación que ahora se empolvan en mi mente. ¿Cómo pude echarla tanto de más y pensar que era lo de menos al mismo tiempo? Y ¿Cómo podría hoy compadecerme de ello si aún ahora, sentada ante un blanco papel, no me embarga la desolación de su partida? La quería, sí. Pero no más que quiero hoy cualquier otro capricho. La quería de un modo casi superfluo, pero intenso, siempre que caía en la cuenta de que ella estaba allí. ¿Cómo no iba a partir y dejarme así cuando hay por el mundo tantas almas desconsoladas que precisan de su presencia? ¿Cómo no lo hizo antes? Yo ya no necesito más que de su débil anhelo para liberar mi alma en contadas ocasiones. Así pues, parte musa. Huye de mí… y sé feliz, que yo hoy lo soy porque te tuve y porque ya no te necesito. Parte musa y sé feliz, porque hoy me he dado cuenta que sin ti sigo siendo yo, y me gusta.