lunes, 26 de septiembre de 2011

El paso del tiempo


Entendió que su negativa era posponer la situación y no a largo plazo.
Entendió que volvería con un ramo de flores y un par de te quieros entre los labios.
Surcó por su mente y descubrió sus mentiras cuando sus propias canas ya no la favorecían.
Andó hasta encontrarse con su sombra en un parque vacío de árboles.
La sombra de sus dudas eran la oscuridad de su corazón sin él.
Vino para romper moldes y se fué con sus sueños a otra parte.
Nunca entendió el presente por estar demasiado ocupada pensando en el futuro que él jamás le ofrecería.
Rompió vasos en los que él había bebido, lavó su almohada hasta dejarla sin ningún rastro de olor, cambió fotos por hojas cuadriculadas donde poder escribir una nueva historia sin salirse del margen.
Se la pasó el tiempo y el polvo empezó a cubrirla a ella mientras esperaba haberse equivocado.
Entendió con sus arrugas que con quien se acostaba y se levantaba todos los días de su vida era consigo misma, pero ya la quedaba poco que vivir con la insconsciencia y el dolor mezclándose en sus tripas desde su juventud.
Se hizo mayor y pintó árboles en su jardín.


Nunca es tarde para amarse a sí mismo.

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