miércoles, 5 de octubre de 2011

Cruzar la linea


Bien podíamos hacer un book de momentos que no nos corresponden.
Tenemos un problema que absorve nuestra capacidad de raciocinio y aún así tenemos el valor de salir a la calle y sonreir.
Sonreir a los clientes, a tus compañeros, fumarte un piti y hablar sobre la mierda de economia que hay en el país, coger el teléfono, hablar con cariño y sosiego (eso siempre se agradece al otro lado, pero en su justa medida, ni mucho ni poco)
Nos ponemos una máscara cara digna de haber sido creada por el mismísimo Gucci y entramos en el resto de mundos que nos hemos puesto como rutina, o no, o mundos que ya estaban predestinados y (de momento) no podemos cambiar.
No podemos revelar todos los secretos porque quizas estropearíamos el equilibrio así que nos los tragamos con un poco de cocacola Zero y a seguir.
Nadie lo vé, nadie lo siento...quizas unos ojos más vidriosos, quizás las retinas reflejen esas imágenes que no te han dejado dormir en toda la noche y que quizas tambien te quiten el sueño el resto de la semana (o de tu vida)
Tomar decisiones en silencio para que nadie lo note y no tengas que oir monsergas sobre como llevar una situación que ellos no conocen ni entenderían aunque la conociesen.
Removemos en nosotros mismos toda ese energía negativa y la intentámos transformar en positiva para intentar encender la bombilla de nuestra cabeza.
No hay manera, como si los gitanos nos hubiesen robado los cables mientras estábamos de viaje.
Recurrimos a las puertas con cerrojo y que sólo pueda correr el aire por debajo.
Tienes ganas de llorar y lo único que puedes hacer es ahogarte por dentro con esas lágrimas.

Cuando una fuerza mayor se te escapa...y pierdes el control...y nada puedes hacer salvo tomar decisiones de mayores (en que momento me hice yo mayor?)
Cuando alguien cruza todas las lineas posibles y necesitas echar cierres, frenos, poner un cartel de PROHIBIDO EL PASO.


A veces es todo tan dificil...

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