lunes, 26 de marzo de 2012

Taxímetro

No es mío, ni de él, es sólo del momento en el que lo escribió. Me ha gustado tanto y me he sentido tan identificada que he decidido colgarlo en MI blog. Que él lo lea y se ruborice? Es una opción viable (ya hemos hablado cara a cara y ya le dí mis cordenadas interestelares vía google)
Estoy demasiado ocupada con el presente que se me ha olvidado escribir algo mío. Cojo prestados tus pensamientos y los hago míos sin serlos. Cojo prestado el aire que respira y lo exhalo con humo entre los dientes.
Estoy demasiado ocupada paseando por el retiro a deshora, dejando que no me preocupe sus puertas abiertas o cerradas, demasiado ocupada bailando a primera hora de la mañana mi lista "lo mejor de lo mejor de lo mejor lo superior", demasiado ocupada por dormir 9 horas mínimas, demasiado ocupada en fotografiar mi poema para después romperlo, demasiado ocupada en romper moldes internos y crear nuevos sabores a expensas de la aprobación social...
En fin, que aún no me siento yo en el fondo, pero me miento dándole toda la importancia posible al presente, que no te pertenece porque tú esquivas el futuro y el destino, y me hago pequeña en tu mundo, hasta ser azul e invisible, y te haces preguntas donde yo no estoy y yo me pregunto donde me encuentro en realidad en tí.


Y me pregunto donde estas que no te encuentro y te siento pegado a mi nuca.












No puedo evitar la lluvia. No puedo evitar el hambre. No puedo evitar Standard & Poor’s, ni a Pedro Jota. No pude evitar Fukushima, ni aquel vómito en mi taxi. No puedo evitar el precio del arroz, ni Eurovisión, ni las heces de perro, ni los servicios de atención al cliente. No puedo evitar estornudar, ni que las uñas crezcan, ni los trolls. No puedo evitar las actualizaciones de Windows, ni las pelis de Coixet. Ni el paso del tiempo, ni los bordes de las pizzas, ni los pelos de punta.

No pude evitar encontrarte. No puedo evitar las taquicardias, ni los suspiros. Ni petar de pétalos tu sombra. No puedo evitar pensar que todos esos pasos del taxímetro son los besos que me quedan por darte. Ni que detrás de cada usuario estás tú, disfrazada, jugando a los taxis conmigo. Ni que detrás de mi espejo estás tú, si lo raspara con la uña. No puedo evitar abrazar tu espalda cuando duermes a mi lado, pegar mi pecho a tu espalda, coordinar latidos, regar tu cuello con mi aliento, inventar ganzúas para okupar tus sueños. No puedo evitar que estés presente en mi futuro, regalarte lo que fui para tu hoguera, construir lo que seremos.

Tampoco puedo evitarme. Ya me ves.

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